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Iglesia de Nuestra Señora del Castillo

Image Iglesia de Nuestra Señora del Castillo
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Plaza Mayor - Valbuena de Duero (47359)
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Ubicada en el centro del pueblo y al lado de la carretera que le recorre, se ubica la Iglesia de Santa María la Mayor del Castillo. Construida en estilo neoclásico en el siglo XVIII, guarda en su interior unas magníficas pinturas del siglo XIII francogóticas.

De acuerdo a las referencias consultadas, la iglesia ocupa parte de un solar que fue palacio o castillo adosado a la antigua muralla medieval. Una referencia (no contrastada) del arquitecto D. José María Martín Pérez indica que la capilla del Santísimo o Capilla del Cristo de Miravalles tiene orígenes en el siglo XII. Hasta el momento actual, el resto del templo se ha venido fechando en el siglo XVI, en estilo renacentista. La referencia que se utiliza para ello es la mencionada en el Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid, tomo VIII, correspondiente al partido de Peñafiel, y que a continuación se transcribe:

 

“… fue edificada en el siglo XVI. Su fachada principal corresponde a la nave de la epístola, donde se encuentra la puerta de entrada, que es de medio punto. En la cabecera se alza una torre con dos voluminosos cuerpos de piedra, del siglo XVI, rematados por un último cuerpo de ladrillo, del siglo XVIII.”

 

Estos datos se han cuestionado con el estudio de otras referencias y después de la excavación arqueológica y la intervención realizadas con motivo de las obras de restauración llevadas a cabo, entre los años 2009 y 2011, en la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo, en las que se identifica la incorporación del antiguo paño de muralla y de sus materiales a la estructura inicial de dicha iglesia, al estar los pilares de la nave Norte y la esquina entre la Nave y la torre apoyados sobre el cimiento de la Muralla.

 

De la antigua muralla medieval, a la que se encontraba anexa la iglesia, no queda a la vista más que el Arco de acceso a la Plaza, que se adosa al muro Oeste del templo, por un lado, y, por el otro, al Ayuntamiento. Algunos paños de la misma muralla asoman entre las ruinas de un solar vecino a este último, o se encuentran dentro del mismo Ayuntamiento.

 

La iglesia medieval (la primitiva “Santa María del Castillo”) posiblemente tuviera dos naves: la nave central y la nave Norte, en la que se ha encontrado una antigua Portada, por la que se entraría desde la calle. En el costado Sur, había un pórtico con un banco corrido, del que ha aparecido un fragmento bien conservado en la esquina SE, y las trazas en el muro Oeste y en la que sería la fachada principal de la iglesia, de la que queda hoy sólo un paño de muro que separa la capilla bautismal de la nave central. Precisamente, en este paño, en la parte superior, se puede ver una ventana saetera, que estaba tapiada, y que pertenecía a esa fachada principal de la iglesia medieval. La portada principal, que estaría en ese mismo plano, no ha aparecido. Existe también la posibilidad de que la portada, que ahora está en la Capilla del Cristo, pudiera haber sido la Portada principal de la nave Sur, junto al atrio, y que se desmontara en la reforma general que sufrió la iglesia en el siglo XVIII, para trasladarla al lugar donde ahora se encuentra.

 

El presbiterio, posiblemente, estuviera en el mismo lugar que actualmente, pero el arco que le daba acceso era mucho más pequeño y estrecho. Los muros del presbiterio debían ser gruesos, pues, tal vez, se había aprovechado uno de los cubos de la muralla medieval.

 

Esta iglesia, inicialmente, no tenía torre, sino una espadaña separando la nave del presbiterio. Donde hoy está la torre, estaría la sacristía, dado que, durante las obras, ha aparecido una puerta en el presbiterio que podría ser el paso hacia aquélla, y que está tapiada.

 

La cubierta era de madera, formando un artesonado de par y nudillo, del que todavía se conservan restos por encima de las bóvedas, visibles sólo cuando se sube al bajotejado. Las paredes, revocadas, tenían una decoración de pinturas dibujando una cenefa por debajo del artesonado. Un fragmento de esta cenefa se ha descubierto y dejado a la vista desde el interior de la nave, en la parte superior del muro Oeste.

 

En las obras recientes, se ha encontrado también un pequeño rosetón en el mismo muro Oeste, que se encontraba tapiado entre dos hojas de mampostería. Está hecho en yeso labrado, y todavía no se ha fechado.


Otra pieza de aquella primitiva iglesia medieval, que ha aparecido durante las últimas obras de restauración, es la antigua pila bautismal, de piedra. Se encontraba enterrada, boca abajo, sirviendo de cimiento para la pila actual. En la intervención se ha rescatado, y se ha colocado en la nave Norte. El tamaño de la pila medieval parece corresponder al antiguo refrán, conocido en la zona:

 

Pendón de Bahabón,

Torre de Minguela

Cruz de Langayo

y Pila de Valbuena”

 

No se han encontrado datos ciertos sobre cómo sería el pavimento original, aunque en la obra han aparecido posibles restos de un enlosado de piedra junto a uno de los pilares. Lo que sí parece seguro es que la Capilla del Cristo no estaba en el lugar que ahora ocupa, pues allí estaba la portada.

 

Aquella iglesia primera debía estar en mal estado, puesto que a finales del siglo XVI, según aparece en el Libro de Visitas de Valbuena de Duero (recogido en el citado Catálogo Monumental de la provincia de Valladolid), la segunda referencia sobre la Iglesia de Santa María del Castillo, del año 1595 (sólo 10 años después de la primera relación de bienes inventariada, que es de 1584, y que hasta el momento ha servido para fechar la fundación de la iglesia), ya habla de que, para hacer un “nuevo” retablo, la capilla para la que se destina (el presbiterio) es estrecha (el retablo anterior lo habían tenido que “sacar afuera” porque no se veía, por lo cual el Visitador manda que “el arco de la capilla se ensanche cuatro pies de una parte y cuatro de la otra”) y además la pared “de la torre” (entendemos que habla de la espadaña), junto a dicha capilla está “sentida” (desplomada) y se habla de hacer “tres pies derechos reynchéndola para que la torre esté segura y la capilla mayor”. También se habla de la necesidad de poner “una cinta de piedra en lo bajo del portal, porque se yncha la iglesia de agua cuando llueve”. Todo esto, habla de ese edificio anterior a 1584, más pequeño que el actual, con un presbiterio cerrado por un arco estrecho y una torre (o espadaña, puesto que se habla de “paredón”) en un estado tal que requería apeos.

 

Las obras de reparación no se llegaron a hacer, pues, en 1692 (casi cien años más tarde), otro apunte del Libro de visitas sigue señalando que “la iglesia amenaza ruina por el paredón y muro de la torre, que se halla apuntado, y la fábrica de la iglesia no tiene caudal para comenzar esta obra”… “si no se ocurre remediar este daño será tan crecido después que no haya fuerzas para reedificarla”.

 

En algún momento del siglo XVII, se empezó, probablemente, a hacer obras en la iglesia. Se construyó la Capilla del Cristo junto al muro Norte. Las bóvedas que la cubren son curiosas pues no siguen las trazas habituales de las bóvedas tabicadas. Como conocemos el dato de que, en 1747, “se rehicieron las bóvedas de la capilla del Cristo que se hundieron y se temió el peligro de hundirse todas las demás”, no sabemos si la que ahora se ve es exactamente igual que la bóveda inicial de la Capilla. Además, el hecho de que se hable de otras bóvedas señala que ya se habían hecho éstas, tapando el artesonado.

 

En 1749, se refuerza y revoca “la torre”, que tenía algunas aberturas. No se especifica más. Podría tratarse de la espadaña, o de una torre anterior a la actual, que es de sillería vista tanto por fuera como por dentro.

 

En 1760, se emplearon mil reales “para hacer la capilla mayor de la iglesia”. Esta fecha concuerda con la que aparece labrada en la dovela del arco de ingreso al presbiterio, luego es posible que sea en este momento cuando éste es por fin rehecho y ampliado. Las obras continuaban, en 1763. El retablo debió llevarse entonces a la ermita de San Roque, para protegerlo.

 

En 1764, se pagaron más de dos mil reales para “la obra de cantería y tejados” que se había hecho en la iglesia. Posiblemente, se estaba trabajando en la zona de la cabecera, una vez terminado el presbiterio. En 1773, se rehizo el tejado de la torre, que se había hundido, y, en 1780, se invierten mil cuatrocientos reales en “trazar las bóvedas de la capilla de Nuestra Señora del Rosario” (que es la capilla mayor). Por lo tanto, estas pertenecerían, a esta época, y no al renacimiento.

 

Por último, aparece la referencia a que, en 1789, se pagan más de doce mil novecientos reales por “la obra de la iglesia”, sin especificar más. La suma supone una intervención de gran magnitud, que, en nuestra opinión, consistiría en la incorporación del atrio a la iglesia, construyendo la nave Sur, y la construcción de la sacristía actual. Según esta interpretación, la iglesia en su estado final sería básicamente del siglo XVIII. Una vez terminada la reforma de la iglesia, comenzó la adquisición de varios retablos, cajonera de la sacristía, puertas principales de la iglesia, sagrario, altar, y retoques de algunas imágenes. Todo sugiere que la iglesia fue renovada por completo en esa década. La última anotación del Libro de visitas es de 1807, y se sabe además que se hizo el entarimado del presbiterio en 1835.

 

La iglesia ha sido recientemente restaurada, entre los años 2009 y 2011, para solucionar sus humedades. Durante la intervención se ha podido hacer un inventario de todos los hallazgos que han permitido la interpretación de la secuencia histórica, aunque permanecen algunas incógnitas.

 

Actualmente, la consta de tres naves separadas por pilares que sostienen arcos de medio punto, cubriéndose las naves con bóvedas de arista del XVIII con yeserías y conservando en la capilla mayor la bóveda de crucería con terceletes del XVI. El retablo mayor es de finales del siglo XVI y está presidido por Nuestra Señora del Castillo, en ático, destaca una buena pintura sobre tabla en la que se representa una Santa Ana Triple.

 

En la Capilla del Cristo de Miravalles se puede ver la imagen del mismo nombre, datada del siglo XVI y cobijada por los frescos recuperados en las últimas obras de rehabilitación. En la nave de la Epístola se conserva la escultura que corresponde a la patrona del municipio, Nuestra Señora del Rosario. Como ya indicábamos, otras manifestaciones artísticas (retablos, cajonera de la sacristía, puertas principales de la iglesia, sagrario, altar, y retoques de algunas imágenes), se enmarcan tras la finalización de en la reforma de la iglesia pagada en 1789 y concluida en el siglo XVIII.

 

Fuente: Isabel García Muñoz y Soledad García Morales.